Llegados a esto punto, en nuestro caso, a falta de imperios y principios o terrenos que recalificar, dado lo facilones y viciosos que somos, proponemos a los partidos políticos un intercambio justo y satisfactorio para ambas partes:
Vendemos nuestro voto a quien nos proporcione sexo placentero.

No exigimos demasiados requisitos: género femenino, que esté viva y que sea limpia, no es necesario exquisiteces añadidas.
Tampoco queremos amor, ni siquiera cariño, menos aun soportar estúpidos mítines y engaños en general. Políticamente no tenéis credibilidad alguna y por nuestra parte nos falta estómago para aguantar más calumnias. Por tanto, el trato que proponemos es simple, claro y justo: una mamada un voto, dos mamadas un voto ahora y te debo uno para las próximas elecciones, y así sucesivamente.
Si estás de acuerdo, no lo dudes y ponte a la cola que ya tenéis un voto ganado.
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